A
propósito de Semana Santa, período de reflexión acerca del significado que
tiene para nosotros los cristianos, la muerte y resurrección de Jesús, sabiendo
que con su muerte, nos enseñó a vivir, es este el mayor acto de amor para
salvarnos y redimirnos del pecado. Quiero compartir con ustedes, mis
impresiones sobre la expresión de Jesús crucificado, por amarnos sin reparo, un
aprendizaje que nos hace ver en la muerte el sentido de la vida... y en la resurrección
la trascendencia de la vida a través de la esperanza, la renovación, la comprensión
y la misericordia como forma de amar.
DUELE VERTE JESÚS
que con fuego
abrazador
me quema
cuando, veo a Jesús
colgado del madero
y quisiera haber sido
el primero
que su peso hiciese
ligero.
Una daga atraviesa mi
alma
cuando, veo el dolor
y la angustiada calma
con que recibió Jesús
los crueles azotes,
la corona de espinas
agudas
y punzantes,
sus vestiduras
apostadas
en forma vergonzante.
aquí en el templo,
dándonos con su
expresión
un ejemplo,
lánguido y
ensangrentado,
envilecido y
humillado,
semi-arrodillado por
el peso
y el dolor de su
costado.
Duele verte Jesús,
con el rostro
inclinado
y tus brazos
extendidos
como quien está
avergonzado,
como quien paciente
espera
al hombre decidido
a romper con el
pecado.
Duele verte Jesús,
atado de pies y manos,
porque tus hermanos,
reniegan de tu luz
y prefieren como guía
algún villano.
Cuando, los que
decimos seguirte,
clavamos
inmisericorde tus manos,
cuando, calumniamos
al hermano
y cuando, juramos en
vano.
Duele verte
cuando indiferentes
dejamos que la gente
pisotee el mensaje
de amar al semejante
que nos diste con tu
muerte.
y ese dolor que hoy
siento,
es un dolor que me da
ánimo,
es un dolor que
prueba
que te amo.
Es un dolor que me
redime
y que provoca en mi
algo sublime;
cuando resucitado me impregna
del amor que me da
vida,
el amor que siento
por todos mis
hermanos.
Nurys Beltré.-
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